viernes, 14 de agosto de 2015

PLANCHAS A CARBON Y PLANCHAS DE HIERRO

PLANCHAS A CARBON Y PLANCHAS DE HIERRO


Antes del uso de la electricidad en los electrodomésticos se utilizaban otros métodos para cubrir las necesidades hogareñas.

La plancha que vemos en la fotografía se calentaba al fuego y a continuación se pasaba sobre la ropa para dejarla lisa, era un método laborioso ya que cuando la plancha se enfriaba ya no cumplía su función y tenían que volverse a calentar. Por este motivo, lo normal era tener más de una plancha y mientras se utilizaba una el resto se calentaban.


Este sistema se utilizó hasta principios del siglo XX donde se idearon varios sistemas para evitar que la plancha se enfriara y tener que volver a calentarla constantemente. Y las primeras planchas, generalmente realizadas en hierro, se calentaban al fuego, para hacer efectiva la labor del planchado era necesario utilizar dos planchas pues mientras una se estaba utilizando la otra se calentaba sobre la estufa. 


Posteriormente aparecieron las planchas huecas que se cargaban de brasas, denominada también plancha a carbón.
Un sistema muy popular y extendido consistió en fabricar una plancha que se destapaba como una caja, en su interior se colocaban trozos de carbón que mantenían el calor en el interior más o menos constante.

En el Siglo XIX aparecieron las planchas de lavandería que se calentaban sobre fogones en un principio, hasta que se comenzaron a aplicar otros métodos, como el agua caliente, gas o alcohol.

En la antigüedad la ropa sin arrugas han sido un símbolo de ostentación, refinamiento, pulcritud y categoría social durante más de 2.500 años. Nunca fue fácil conseguir este efecto. Las planchas antiguas primitivas empleaban la presión. Sólo algunas utilizaban el calor para eliminar arrugas o formar pliegues en las prendas recién lavadas.

En el siglo IV a.C., los griegos usaban una barra de hierro cilíndrica calentada, similar a un rodillo de amasar, que se pasaba sobre las ropas de lino para marcar los pliegues.
Dos siglos más tarde, los romanos ya planchaban y alisaban con un mazo plano, metálico, que literalmente martilleaban y plastaban las arrugas. Con estos dispositivos, el planchado era una tarea prolongada y tediosa. Era un trabajo que hacían los esclavos.
Los vikingos del siglo X apreciaban las prendas exentas de arrugas. Empleaban como plancha una pieza de hierro en forma de hongo invertido, que movían adelante y atrás sobre la tela húmeda. La ropa planchada y con pliegues marcados servía para establecer la distinción entre las clases altas y bajas. Los campesinos no tenían tiempo para planchar con tanto esmero, y los pliegues eran un signo externo de que se contaba con esclavos o sirvientes.

Hacia el siglo XV, las familias europeas acomodadas utilizaban la plancha llamada “de caja caliente” provista de un compartimiento para carbón o un ladrillo previamente calentado.

Las familias más pobres todavía utilizaban la plancha sencilla de hierro, con mango, que se calentaba periódicamente sobre el fuego. La gran desventaja de esta plancha era que el hollín se adhería a ella y pasaba a las ropas.

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