EL RADIOTEATRO “LAS AVENTURAS DE TARZÁN”
Para
muchos argentinos que eran pibes en los primeros años de la década del 50, el
que suscribe incluido, la hora de tomar la leche trae ecos de chocolatada y
bramidos de elefantes. De lunes a viernes, a las 17.30, la empresa de leche
chocolatada Toddy auspiciaba, por Radio Splendid, "Tarzán",
un radioteatro de quince minutos que pronto ganó la afición de los chicos de la
época.
Era
el aliciente para que dejáramos de jugar y volviéramos a casa a tomar la leche.
Inicialmente
el programa iba a las 17.30 pero llegaron tantas cartas (eran bolsas y bolsas
diarias) pidiendo que empezara más tarde porque los chicos no habían llegado
aún de la escuela, que lo cambiaron para las 18 horas.
La
estrella máxima era César Llanos, un hombre que no provenía del medio y que al
terminar el programa dejó la actuación.
Mabel Landó, que hacía el papel de
Juana, estudiaba en el Conservatorio de Arte Dramático cuando
acompañó a una amiga que iba a rendir una prueba en el Palais de Glace,
para entrar en el radioteatro de Carmen Valdez y Roberto
Airaldi. Como faltaba la compañera de Luis Medina Castro le pidieron
que diera pie a los textos que él debía interpretar y en definitiva fue ella la
seleccionada. Poco tiempo después la contratan para interpretar a Juana en
reemplazo de Nelly Beltrán que lo estaba haciendo.
Otros
participantes eran Juan Carlos Dusó, en el indio Wali, Alfredo Navarrine como
el profesor Philander y Miguel Banni como el capitán Darnot (estos dos últimos
ya fallecidos al igual que Llanos).
Pero
una de las estrellas del programa era, Tarzanito, el hijo de Tarzán,
incorporado al programa tras un concurso organizado por la revista Billiken,
que no fue otro que Oscar Rovito.
Pero
la estrella tras bambalinas era Martín Clutet (luego director de
cámaras en TV), encargado de los efectos especiales, tarea que alguna vez supo
desempeñar Alberto Olmedo en sus inicios. Y los sonidos de sala estaban a
cargo de un maestro del medio, el gran Ernesto Catalán, toda una leyenda en la
radiofonía nacional.
El
famoso grito de Tarzán fue grabado por un tenor. Los actores colaboraban
haciendo voces en segundo, tercer plano, directamente contra las paredes y las
voces y los gritos de los indios mientras Tarzán y Wali (en primer plano)
discutían con los jefes de las tribus. Clutet y Catalán usaban una suerte de
gran lampazo, de hojas de papel, removidas dentro de una gran palangana para
recrear los pasos entre las malezas. El paso de Tantor -el elefante de Tarzán
que no figuraba en el libro original sino en la versión teatral- se hacía con
dos sopapas en fuentones grandes llenas de papel de diario y los pasos en la
arena se lograban haciendo girar dos medios cocos en una caja llena de sal.
Era
muy pintoresco los gritos, en segundo o tercer plano, alejándose del micrófono;
el ruido de pasos en las malezas (hechas con un lampazo de hojas de papel,
removidas dentro de una gran palangana) y las sopapas manipuladas en dos
fuentones llenos de agua, que simulaban el paso del elefante Tantor, siempre
acompañada con la frase: "Uge, Tantor, uge" (algo así como
"Huye, Tantor, huye", en lengua ignota).
Pese
al éxito, los anunciantes tenían la idea de que el programa no era escuchado
por nadie. A Jorge Rey, se le ocurrió hacer un desfile por la Av. Santa Fe, el
día de la primavera, con el elenco caracterizado para ir a la selva. Fue tal la
repercusión que, se cuenta, ese fue el origen de los festejos del día de la
primavera en Buenos Aires. Tal concurrencia llevó a decir al entonces
Presidente Perón: "Pero, caramba, ésos llevan más gente que
nosotros".
Pese
al éxito del desfile, los productores no le dieron el aumento de sueldo que
pedían los actores, planteo salarial que se repitió en 1955, con igual
resultado. Casi todo el elenco renunció y el programa, con otras voces, sólo
resistió poco tiempo más, luego de cinco años de ocupar las tardes de los
chicos porteños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario