EL BARQUILLERO
Ya no se ven en las plazas, ni e la salida de los colegios. Tampoco transitan por las calles de nuestros barrios.
Anunciaba su llegada haciendo sonar un triángulo, y en poco tiempo era rodeado por chicos que saciaban su ansia de golosinas con sus dulces barquillos: unas hojas delgadas de pasta plegada en forma de triángulo o semicírculo.
Tradicionalmente, los barquilleros llevaban sus cestas con barquillos y una ruleta en la que los compradores podían probar suerte.
Tradicionalmente, los barquilleros llevaban sus cestas con barquillos y una ruleta en la que los compradores podían probar suerte.
El juego consistía en dar vueltas a una rueda que apuntaba a diferentes números.
Si había varios participantes, el que sacaba la cifra menor, pagaba todos los barquillos.
Si era una sola persona, pagaba unas monedas y tenía derecho a llevarse un barquillo en cada jugada, salvo cuando caía en la casilla del clavo, en cuyo caso perdía todo lo ganado.
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