LOS BUZONES DE CORREO, una especie en extinción
Los buzones
de correos son los receptáculos que instala el servicio
de correos en la calle o en locales públicos para que los ciudadanos
depositen sus cartas y postales. Los buzones públicos se colocan en zonas
de paso y se suelen pintar en colores llamativos para facilitar su
localización.
Los
buzones han cumplido una importante labor social durante siglos; sin embargo,
recientemente, con el auge de la informática y el masivo uso del correo electrónico el
buzón de correos ha entrado en declive.
Los
primeros buzones argentinos datan de 1858, eran de madera, y estaban instalados
en las farmacias, donde también vendían las estampillas. No eran totalmente
públicos, ya que dependían del horario de los comercios. Las cartas eran
retiradas por un cartero que iba a buscarlas a caballo.
A
finales del siglo XIX se importan desde Inglaterra los buzones pilares,
tal cual los conocemos hoy, de hierro, pintados de rojo y con la base
negra.
El
típico buzón porteño es de color rojo, durante la dictadura se los pintó de
azul y con el advenimiento de la democracia se volvió al color original.
En una época impero el negro y amarillo, pero el sindicato de los Taxistas le
inició un juicio al Correo, por lo que debieron cambiar el color.
Hace
25 años, cada buzón recibía unas 400 cartas por día; hace ocho, cerca de 10;
hoy son muchos los que permanecen vacíos todo el tiempo.
Frente
a La Biela, en Quintana al 600, Recoleta, hay uno impecable. Los empleados
tienen instrucción de limpiarlo. “Estamos alerta. Lo quisieron sacar varias
veces; la última fue hace 3 años, pero dimos pelea”, explica Carlos Gutiérrez,
presidente de la Asociación de Amigos de Recoleta. Y agrega: “Cuando llegué a
la zona hace 46 años el buzón ya estaba . Da pena, quedan sólo tres o cuatro
por acá. Los turistas se sacan fotos todo el tiempo, es parte de lo típico
porteño ; hasta los tangos los evocan”.
Fue
sumamente importante como medio de comunicación para toda una ciudad que se
forjó con inmigrantes, donde enviar cartas a sus familiares y amigos de su país
de origen, era tan cotiadiano como hoy enviar un e-mail.
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